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BASES PARA DESARROLLAR EL LIDERAZGO DE FORMA SIMPLE.

  • Foto del escritor: Natalia E. Augier
    Natalia E. Augier
  • 15 nov 2018
  • 2 Min. de lectura

Extraído y adaptado de www.merca20.com texto original de Carlos Luer.

Un líder refleja múltiples características positivas, hábitos y capacidades que le permiten influir de manera positiva en el rendimiento de otras personas. Un líder es alguien diferente y sus hábitos, actitudes y aptitudes le permiten sobresalir de entre un grupo de personas. Es aquel cuya claridad, voluntad y determinación lo ponen en una posición para hacer trascender una visión personal e influir positivamente en el comportamiento de los demás. Un líder debe formarse desde adentro. Esto implica centrarse en construir los hábitos, rasgos de personalidad, habilidades y competencias que lo hacen ser quien es. Y entonces encontramos la eterna pregunta: ¿El líder nace o se hace? Creo que la res-puesta es más bien una combinación de ambas. Todas las personas nacemos con atributos, cualidades y competencias que se traducen en aptitudes que nos permiten te-


liderazgo, camino

ner mayor facilidad y destacar en ciertos ámbitos de nuestro entorno. También es cierto que las personas vamos desarrollando con el tiempo actitudes, que modelan nuestro comportamiento hacia los eventos y actividades que hacemos día a día. Un líder proyecta hacia afuera. Traduce su visión, determinación, actitudes y aptitudes para influir positivamente en los demás. Aquí se trata de proyectar, compartir e influir en los demás a partir de las cualidades que conforman su persona y lo hacen destacar, brindando una sensación de seguridad en los demás. Para analizar las características importantes del liderazgo desde adentro, comenzaré por recalcar que el elemento principal del liderazgo es la persona misma. Cómo vas a llegar, si no sabes a dónde vas? Saber que querés, cómo y cuándo lo querés es fundamental para poderlo alcanzar. La medida en la que seamos capaces de visualizar nuestros anhelos, corresponde a la fuerza y claridad con la que los alcan-zaremos. La voluntad y la determinación son los dos ingredientes claves que potencian la dirección y dan rumbo para lograr las cosas. Todas las actividades que llevamos a cabo siempre tienen un qué, un cómo y un porqué. La mayor parte de la gente sabe siempre qué es lo que hace (trabajar, barrer, lavar, dormir). También conoce el cómo se hacen las cosas (entre más conoce cómo hacer las cosas, más se destaca con relación a los que saben menos). Sin embargo hay poca gente que sabe el porqué. El porqué es el verdadero motor que impulsa al cómo y al qué. En la medida en la que estemos más conscientes de nuestros “porqués”, po-dremos trabajar más en nuestras causas y no en las de alguien más. Todos tenemos fuerzas y debilidades. En lugar de tratar de tapar y corregir los defectos que tenés, enfocate en maximizar tus rasgos fuertes. Esto será más efectivo para hacer un cambio positivo en tu vida. Saber aprender es esencial y equivocarse es parte de la vida. Todos cometemos errores. El secreto está en aprender de éstos y convertirlos en conocimiento que nos ayude a ser mejores. La disposición de aprender de uno mismo es muy efectiva para encontrar los porqués y los nuevos rumbos que nos hagan mejores personas. Al final, lo más importante es que realmente tengas definido quién eres, qué querés lograr y en quienes querés influir.

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